Ese es uno de nuestros placeres, dibujar en el desayuno. No siempre podemos hacerlo durante la semana, a veces la rutina nos puede. Pero los fines de semana es distinto. Los sábados y domingos son para desayunar tranquilos y alargar la sobremesa dibujando. A veces lo hacen solo ellos y otras veces me uno a mis hijos.
Con los años y el uso del ordenador se me había, casi, olvidado dibujar. Y gracias a los niños he recuperado esas ganas. Hemos sacado las pinturas de la carrera, las olvidadas en el cajón de madera. Y entre pegatinas (¿qué tiene las pegatinas que fascinan tanto a los niños?), ceras y lápices intentamos pasar un rato juntos dibujando, sin normas, sin prisa.
A veces hacemos dibujos a medias, yo los perfiles y ellos los colorean. Y otras, usamos el iPad para hacer bocetos y experimentar con el color. Con el nuevo Adobe Sketch y Adobe Draw podemos hacer casi lo que queramos y esta siendo una experiencia genial compartir herramientas de trabajo con los peques y encontrarle utilidades nuevas al Creative Cloud.
Al final lo importante es usar el arte para expresar. Mancharse las manos y sentirse libre haciéndolo. Cuando aprenden a escribir y a leer en el colegio, los niños dejan drásticamente de dibujar, ya no se les anima a hacerlo y se pierden una de las maneras mas básicas y puras de expresión.
Da igual como lo hagan, la técnica que usen o los resultados, animarles a dibujar es animarles a imaginar y a expresarse. Pueden reducir las artes en la educación reglada, pero en casa las seguimos teniendo muy vivas porque creemos que son primordiales para educarlos equilibrados y curiosos.