Si, has leído bien, esto es una carta de otoño tardío, porque el verano se me ha pasado sin parar casi ni un día. Y para mi el otoño no es una estación, es más bien un estado de ánimo. Porque, entre el cambio climático y la vida deprisa, cada vez es más complicado sentir el paso de las estaciones.
Siempre he pensado que las celebraciones o fiestas que marcan los cambios de estación eran una especie de sagrado. Ahora siento que se puede celebrar, dar la bienvenida o despedir los ciclos cuando realmente los sientes en ti. Y yo el otoño lo he empezado a sentir esta semana.
En Madrid, donde vivimos, estamos teniendo una media de temperatura diaria e 28ºC , así que imaginad lo difícil que es notar la brisa fresca en la piel y sentir el festival de ocres, naranjas y amarillos en la vista. Aunque ya se empieza a apreciar en los paseos por el parque.
Pero yo ya lo siento dentro. Me lo dicen las castañas en el suelo, el sabor de las uvas y las ganas de tejer de nuevo. Porque una de las cosas que me trajo este verano fueron las pocas ganas de tejer. Bueno, y también me lo dice el cuerpo, que a cierta edad una ya empieza a sentir las cosas en los huesos.
No sé si es porque empecé el verano terminando la colección de invierno de The Lanners casi a contrarreloj, porque he tenido colegio (esto os lo cuento otro día) todo el verano o porque el calor ha sido insoportable, el caso es que se me secaron las ganas de coger una aguja. He tejido telares, alguna pulserita de trenzas y nudos (un clásico de las tardes de verano). Pero knitear poco, o nada.
Y esas han sido mis señales de sentir la época del año que más me gusta. Aun no puedo enseñaros mucho de lo que estoy tejiendo, pero si adelanto que va ser algo para disfrutarlo tejiendo y usándolo. La única pista que os puedo decir es que vamos a tener las manos calentitas y ocupadas.
Esta época es de preparar el cuerpo para reponerse, para nutrirse y empezar a mirar dentro, preparándonos para los meses de oscuridad. Es la transición entre la luz, la energía del sol y la socialización que nos trae el verano. Poco a poco vuelvo a las rutinas, a regular los ciclos de sueño y a tomar aliento para ir encajando piezas dentro de mi. Para hacer nido un año más.
Para mi es tiempo de reflexión, de planear y de soltar definitivamente algunas cosas. Dejar sitio para lo nuevo y poner en su lugar a lo que se queda.
Os dejo mi paleta de colores para este patrón de otoño que esta por llegar y mis deseos de meriendas de manzanas y frutos secos, paseos buscando setas y noches de luna con bufanda.
Bienvenido otoño.
Atenta y cariñosamente
One Comment
Cori
10 de octubre de 2023 at 6:16 pmBienvenida Clara…Bienvenido Otoño…mi estación favorita sin duda,mi cumpleaños, las castañas asadas y la época de correr los cacharros ( fiesta típica del Norte de Tenerife por San Andrés). Pero este verano nos ha robado parte del otoño y el fuego se ha comido nuestro monte y nuestra tierra. He tejido para olvidar que el fuego nos echo de casa.
Me apunto a esas noches de luna con bufanda y a las meriendas de manzanas. Un abrazo fuerte,con ganas de leerte pronto y ver que has hilado. Un beso