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Fin de semana sin estres


La verdad es que desde que regresé de las vacaciones, he tenido un trajín tal, que ya se me han olvidado. Trabajo demasiadas horas, con mucha tensión. Y luego llego ha casa tan cansada que hay días que no me apetece ni tejer (menos mal que por las mañanas, en el metro, me quito el gusanillo). Los fines de semana suelen ser bastan ajetreados, entre la limpieza de la semana, las lavadoras y las visitas. 

Pero hemos hecho un pacto mi chico y yo. A semana estresante, fin de semana tranquilo. Me ha costado un poco hacérselo entender, pero por ahora vamos bien (ni visitas de amigos, ni abuelos, ni hospitales ni nada), solitos los cuatro (Chulita, su padre, el perro y yo, claro).
Pues tanta tranquilidad da sus frutos. Pequeñas y sencillas consecuencias de un fin de semana tranquilo:



La maleta perdida:
Esta preciosa maleta llegó un día a casa para quedarse un rato, pero a su dueño le dio pereza llevársela y la hemos tenido que adoptar. Está en el estudio desde julio, pero no la había abierto hasta ayer. Está viejita, pero es toda de madera en buen estado, con los herrajes intactos. Pero lo mas curioso es su interior. Está compartimentado en pasillos, numerados y ordenados. Además, en el interior de la tapa hay una hoja con una tabla llena de números. No se cual sería su utilidad, pero tiene toda la pinta de ser un maletín para llevar varillas o tornillos. Como un maletín de representante, pero de varitas mágicas o algo así. Aun no se que hacer con ella (se admiten sugerencias), pero seguro que algo se me ocurre.
Collar de la Amistad:
Por fin terminé mi collar de la amistad del grupo de swaperas. Cada una nos mandamos al resto tres cuentas hechas por nosotras mismas, con un color elegido previamente. Tenía las cuentas reunidas desde la semana pasada, pero no sabía como engarzarlas. Al final opte por unirlas con hilo de pescar, y separa cada grupo de cuentas con unas cuantas de color negro (las pequeñitas de toda la vida). El resultado es un collar un poco incómodo (algunas cuentas pican), pero muy vistoso. Ayer me lo puse para bajar al parque, y una niña  me dijo que le gustaba mucho, que era como de arco iris.
La mesa en la calle:
Normalmente soy muy basurillas (me lo llevo todo a casa de los contenedores, no lo puedo remediar). Mi chico dice que tengo un diógenes encubierto, que saldrá a la luz cuando sea viejita (no lo descarto, la verdad!!). Pero esta vez reconozco que me costó mucho no llevarme a casa esta preciosa mesa. Está toda hecha a mano (se nota ), decorada con papeles de periçodico y barnizada con mucho cariño. Como mi casa en tan pequeñita, al final le di la razón y la dejé en la calle. Pero antes le hice estas fotos, ya que me enamoré totalmente. (NOTA para el futuro: buscar un hueco extra en casa para cosas como estas, con la excusa de que se van ha quedar solo unos dias y luego las tiro. Mentira, claro!!)
Una buena idea para decorar la mesa plegable. Tomo nota.
Tesoros en el parque:
De vez en cuando, nos gusta ir al parque grande que hay al final de la carretera. Es como un bosque, y siempre encontramos grandes tesoros. Es una maní desde pequeña. Buscar cosas que la gente no ven pero que están ahí, pera ti sola. Puede ser una pinza rota, una piedra de colores brillantes o una chapa de botella bonita. A mi hija le está gustando el juego. Para ella es como buscar algo mágico. En esta excursión, encontramos todas estas cosas: un trozo de pizarra y una piedra blanca para pintar con ella; dos naipes bastante destrozados (uno de ellos , el as de oros, será una premonición de tiempos mejores?); 
muchas castañitas pequeñas, como canicas; tres muy gordotas, pero sin hacer (con el granizo del otro día, muchas se han echado a perder y han caído antes de tiempo); dos castañas dentro de sus casitas de pinchos; cuatro trocitos de loza con colores y flores esmaltadas; una pulsera rota con tres cuentas de colores y una pluma con una raya blanca.

Pan de cosas:
Así lo llama mi niña. En realidad es un experimento que ha salido buenísimo. Con la harina preparada que venden en el super (ya lleva levadura y es de 5 cereales), quería hacer un gran pan, pero no encuentro el molde largo de bizcocho. Entonces se me ocurrió hacer varios panes chiquititos en los moldes de flan que tengo desechables. De la misma masa hice unos de ajo, otros de cebolla (la que venden en Ikea, que ya está deshidratada) y otros de nueces. Riquiiiisimos salieron. Duritos por dentro y esponjosos por dentro. Con un poco de suerte, llega alguno para el desayuno del lunes y empiezo el día algo menos estresada. Buena semana a todos y respirad hondo si el día se tuerce.

7 Comments

  • toxogirl

    17 de septiembre de 2008 at 2:33 pm

    Que bonito post!!!es la primera vez que te visito!!!Vaya yo tb soy bastante basurillas como tu, y mi novio me dice que lo deje
    , que no caben tantas cosas en el piso, pero Jo, que pena de mesita!!!El otro día había una comoda azul preciosa, no me dejó cogerla, fuimos a casa a la vuelta de la esquia, y luego me dijo, vale vamos, no habían pasado no 5 minutos,volvimos, pero claro ya no estaba!!!que penita por dios!!!
    un besazo!!!volveré por aquí!!

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  • Del

    22 de septiembre de 2008 at 6:08 pm

    Ayyy Chula!! Cómo extraño mis recorridas por Valencia!! Por estos lados nadie tira cosas tan lindas!!! Tengo de recuerdo (porque viajaron en el contenedor que trajo nuestras pertenencias a Argentina) unos cajones que hoy son parte de mi taller. En cuanto a la maleta: se me ocurre limpiarla un poco y usar las divisiones para guardar hilos de bordar, o macramé, de los finitos que no ocupan tanto lugar…no sé, parece un gran costurero (de esos que quisiera tener:)

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