Hoy os traigo la receta sencilla de mermelada de ciruelas que hice el otro día. Un vecino con jardín nos regaló un cubo lleno de ciruelas pequeñas y dulces a punto de maduración, así que no tenía mucho tiempo para consumirlas. Y recordé la receta de ciruelas que hace mi madre, y hacía mi abuela en el pueblo, y nos pusimos a ello con nuestro toque personal (la canela).
Para elaborarla se necesita:
1 kg de ciruelas claudias
500 gr de azúcar
el zumo de medio limón
1 ramita de canela
Las recetas comunes de mermelada suelen llevar el mismo peso en fruta que en azúcar, pero a mi me gustan las mermeladas con mas sabor y menos empalagosas. Está hecha con ciruelas de la variedad Claudia Reina Verde, la mas común en España junto con la Reina Claudia de Oullins, que es mas grande y dorada.
Estas ciruelas, las Reina Verde, son pequeñas, compactas y de un sabor muy intenso, aunque su aspecto blanquecino por fuera deslucen en la mesa. Y por ser tan dulces, preferimos usar menos azúcar a añadido.
Lo primero que hay que hacer es lavar, pelar y deshuesar las ciruelas. Esta tarea es perfecta para hacer con niños, ya que no requiere que las fruta salga bonita, y sus deditos son mas diestros para sacar los huesos de las ciruelas pequeñas. Y ya de paso, seguro que alguna se comen.
Todos sabemos que, en general, a los niños les cuesta comer la fruta. Pero con los míos no se cumple la regla, así que me tengo que andar con mil ojos si quiero que me dejen suficiente para la mermelada.
Además, las ciruelas son laxantes suaves naturales, así que es mejor no abusar demasiado con los peques en verano, no tengamos disgustos.
Continuamos. Una vez limpia la fruta, la colocamos en una cazuela grande junto con el azúcar, la ramita de canela y el zumo del limón. Este último se pone para potenciar el sabor de la fruta y darle un toque ácido muy rico.
Cocemos a fuego lento durante una hora, sin tapar la olla y vigilado que la fruta se deshaga sola. Si no esta muy madura, necesitaremos un tenedor para aplastarla un poco contra las paredes de la cazuela de vez en cuando.
Pasado este tiempo, la fruta ya ha soltado todo su azúcar natural (la fructosa) y se ha caramelizado, convirtiéndose en mermelada. Quitamos la ramita de canela y dejamos enfriar un poco.
Podemos dejar la mermelada así, con trocitos, pero a mi me gusta mas homogénea, así que la pasamos por el pasa puré (esa fascinante maquina que parece de tortura pero que es imprescindible en cualquier cocina de bien)
Y ya solo queda guardarla en botes, hacer el vacío, etiquetar y disfrutar. A nosotros nos salió poca cantidad (porque en menos de dos días allí metía mano todo el mundo y se comieron las ciruelas del cubo como si fueran pipas), así que no esterilizamos los botes, ya que en la nevera nos duran un par de meses.
Siempre que como ciruelas, me acuerdo de mi pueblo, de sus casas de piedra pálida y de sus cielos despejados. Me recuerdan a los veranos robando ciruelas del huerto y cortando espigas y girasoles en las eras, y de las tardes interminables de sol y las noches frías jugando en el frontón.
Bueno, ya no me pongo mas nostálgica, tan solo me queda contar el extra del post, que es invitaros a ver mas recetas de mermeladas para aprovechar la fruta de temporada, como la receta de mandarina amarga.
¡Feliz mermelada y buen provecho!