Zurcir, remendar o apañar, algo tendremos que hacer antes de que se nos acabe el año. Antes de entrar en la ultima etapa del año, la de despedir, agradecer y celebrar, a mi me gusta darle una vuelta a la casa para ver que hay que reparar. Y no solo a la que habitamos, también a la casa que hay dentro de mi.
Ya se que solemos aprovechar el verano para pintar y reparar cosas en casa, pero esto a lo que me refiero es más simbólico y espiritual. Es repasar como esta el alma por dentro y si necesita reparaciones (este es un buen momento para hacer terapia si notas que algo no va bien). Si nuestra salud tiene todo a punto o si, ademas del bicho padémico, necesitamos reparar algo (ojo con los catarros y resfriados).
Por eso creo que esta es la mejor época para hacer buenos propósitos, no a primeros de año. Dejar de fumar, perder peso, ordenar el armario, ahorrar, tirar trastos… noviembre es el mejor mes para hacer listas y valorar lo que de verdad queremos cambiar, reparar o desprendernos. Así es más fácil seguirlo a lo largo del año, sin la presión de enero.
Yo por mi parte tenga el propósito ya en marcha, y además un firme poso de cambiar ciertas rutinas que me van mal. Estoy aprendiendo a dormir bien (si, eso se aprende, pero da para otro post, así que paciencia), a consumir menos y a generar menos residuos.
Y a seguir poniendo en práctica la reparación como primera opción ante una rotura. Os aseguro que la lista de cosas que comprar se reduce bastante.
Zurcir, coser y reparar
Una de las cosas que percibo con más frecuencia, ahora que hemos reducido el consumo de ropa, es que las cosas baratas y compradas en cadenas de ropa low cost se rompen con mirarlas. Apenas llegan a la segunda temporada de uso, y las que lo hacen suelen descoserse o desgastarse con facilidad.
Un jersey barato, al final sale caro. Y es por eso que cada vez tengo mas claro que lo hecho a mano tiene otra vida, mas larga y ms sostenibles. Pero si te pasa como a mi que tienes un jersey barato o malo que le tienes cariño, pues lo remiendas con la esperanza de que te dure un poco más.
Así que el mes pasado me puse manos a la obra y arreglé un edredón rozado por el engranaje de la cama del pequeño. También reparé el edredón de la abuela y el reposa brazos sofá. Cosas que llevaban rotas meses y esperando a ser atendidas.
Pero lo que mas he disfrutado ha sido la reparación de mi jersey-chusco-barato que me pongo para tejer o para leer en el sofá. Es malo con avaricia, pero le tengo cariño y me abriga en momentos difíciles.
Asé que estrené mi telar de remiendo vintage que me regalaron en mi cumpleaños y que esperaba también paciente en un cajón.
Hilo de lana para bordar y paciencia, y se hizo la magia del parche. El resultado es de lo más bonito, más allá de lo útil.
Un par de reparaciones más y la cuota de textil reparado del año la doy por concluida. Y de paso preparé un par de video tutoriales para hacer remiendos en la ropa, por si le sirve a alguien. Creo que iré haciendo más trucos y tips para compartir y así acompañaros en la aventura del remiendo. Los vídeos están publicados en mi IGTV .
Apañar, esta vez en la cocina
Si hay una palabra que me gusta en temas de cocina es la de «apañar». Siempre me ha fascinado como mi madre era capaz de hacer la cena para seis apañando con lo que había en la nevera (que aparentemente era poca cosas). Don que tengo que reconocer que he heredado.
Y como cocinera que disfruta, he aprendido con los años a ajustar los ingredientes de las recetas, pero aun se me sigue yendo la mano en algunas cosas. Hago demasiado arroz blanco, a veces me paso con los fideos en la sopa y siempre siempre me sobran garbanzos en el cocido.
Menos mal que al Sr. Croqueta le encantan y puede estar toda la semana comiendo garbanzos de todas las maneras posibles. Y ese, precisamente, va a ser el ingrediente estrella en este apañar en la cocina de noviembre. Los garbanzos.
Porque cuando hay sobras del cocido siempre se pueden hacer croquetas con el caldo y la carne, pero con los garbanzos la cosa se limita un poco. Por eso os he preparado una receta de tortilla de garbanzos sencilla y que está deliciosa.
Ingredientes por persona:
Una taza de garbanzos cocidos
huevos (uno por persona)
sal, aceite y tomillo
Trituramos los garbanzos con ayuda de un tenedor o un pasapuré, y la añadimos la sal y el tomillo.
A continuación añadimos un huevo batido a la mezcla y lo cuajamos en una sartén como si fuera tortilla de patata. También puedes añadirle cebolla frita o chorizo (del cocido ;), esto al gusto. Tendrás que cuajarla bien porque el garbanzo tiende a soltar algo de agua, pero te aseguro que queda perfecta.
La puedes servir con ensalada, con puré de verduras o con verduritas salteadas y se convertirá en un menú vegetariano perfecto. Te apaña una visita inesperada si tienes garbanzos cocidos en bote o congelados, porque si, los garbanzos se pueden congelar estupendamente también.
Así que ya sabes, no tires nada que sobre de comida si es susceptible de convertirse en croquetas, en puré o en tortilla. Este es mi consejo culinario de aprovechamiento del mes, que ya vendrá diciembre con sus derroches y celebraciones.
Buen mes de los propósitos, los remiendos y las reparaciones. Vamos a dejar la casa por dentro y por fuera listas para el fin de fiesta de diciembre. Estoy preparando un pequeño manual de celebración alternativa y que se amolda a las nuevas circunstancias. Dejad todos los pendientes hechos en noviembre que vamos a estar muy entretenidas en diciembre. Avisadas quedáis amigas.
Y si no podéis esperar para empezar a planear la navidad, os recomiendo el post de las navidades pasadas que ya invitaba a celebrara de otra manera.
One Comment
Begoña Prado Gómez
10 de noviembre de 2020 at 3:52 pmMuchas gracias Clara, me encanta leerte, y tus ideas siempre son súper buenas. Un abrazo enorme